Las lágrimas han sido tomadas en ocasiones como debilidad y asociadas por tradición a las mujeres. Hoy día, un hombre que llora o que llora en público estremece por la misma razón, pero paradójicamente lo hace más fuerte a nivel de la imagen que proyecta porque lo que el receptor entiende es que es un ser humano capaz de vibrar con la misma humanidad o sentimientos que sus semejantes.
Entonces en un líder, hombre, las lágrimas son motivo de aplausos y emoción. Eso fue lo que sucedió con Barack Obama, presidente de los Estados Unidos en su espontáneo agradecimiento al equipo de colaboradores que lo llevó a su reelección.
Entonces en un líder, hombre, las lágrimas son motivo de aplausos y emoción. Eso fue lo que sucedió con Barack Obama, presidente de los Estados Unidos en su espontáneo agradecimiento al equipo de colaboradores que lo llevó a su reelección.
Qué sucedería en el público y sus seguidores, si en caso de ser líder una mujer, con las riendas de un país, se conmueve y humedecen sus ojos? Usted, lector o lectora de Panel Sin Fronteras sentiría con un caso como este?
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