Casa Museo Gabriel García Márquez en Aracataca. |
El día que conocí Aracataca
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El calor sofocante que invadió a Macondo el día del entierro de Úrsula Iguarán, parecía repetirse, el sudor hacía estragos; sin embargo era inquietante estar en la ruta que pasa cerca de Aracataca, Magdalena y no entrar a visitarlo.
Las calles, transitadas por los pobladores que orgullosos muestran que en esa tierra bendita nació el único Premio Nobel que tiene el país, parece contagiar al visitante de esa mágica realidad, descrita una y otra vez por García Márquez en su gran creación, Cien Años de Soledad.
Algunos Cataqueros, reclaman por el olvido a que fueron condenados por tan ilustre hijo, que desde muy pequeño salió de esa tierra que le vio nacer y que siempre estuvo en su memoria como fuente de inspiración. Es menester estar frente a la casa dónde paso sus primeros años el escritor, para tener el deseo de recorrer los lugares fantásticos de Macondo.
Hoy día del idioma, fecha importante para el mundo de las letras, es bueno resaltar, lo que le dejo nuestro escritor colombiano a esta tierra, la inmortalización de ella en sus escritos, aun si sus cenizas no llegaran aquí, los millones de lectores buscarán la ruta macondiana para visitar la casa, que más que una casa era un pueblo.
(*) Isabel Vargas Lara
vargaslara@gmail.com
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