José Ruiz es de esas personas que
cautivan con su desparpajo al hablar, un agualero (gentilicio de los habitantes
de Aguada de Pablo, corregimiento
de Sabanalarga, Atlántico quién posee el don de la palabra. Con él se habla de negocios, política, medicina natural y cuanto tema se le atraviese, una de
sus mayores virtudes es atender a sus amigos de manera sencilla pero agradable.
Bajo la sombra de un palo de bonga, huyendo del sofocante calor que nos agobia por esta época y con la brisa que
de vez en vez nos golpeaba el rostro, conversamos sobre
los cambios que ha tenido la sociedad al paso de las nuevas generaciones,
resaltando que en los pueblos aun se puede vivir con tranquilidad, es el caso
de este humilde corregimiento que por estos días sufre una vez más las
embestidas de la naturaleza y que los tiene literalmente con el agua hasta el cuello, sin embargo
se sobreponen a las adversidades y una vez pasan los malos momentos vuelven a su rutina.
Pescadores por excelencia y agricultores por vocación, hombres y mujeres luchan incansablemente hombro a hombro, en esta tierra donde la subsistencia depende de lo producido por la tierra y la ciénaga del Guájaro, aunque ella sea su verdugo en los tiempos de la niña (fenómeno climático). Podemos apreciar a los puercos (cerdos) caminar desprevenidos por las calles o a orillas de la ciénaga, aquí la gente se muere de vieja, pues la vida sana les garantiza una longevidad envidiable sobrepasando los 90 años y cuando alguien muere todo el pueblo sale a despedirlo.
Una tranquilidad que solo se ve alterada los lunes, con la música del pick up en la pequeña plaza, pues agualero que se respete solo bebe ron blanco y cerveza, los lunes sin tener en cuenta si es festivo o no.
Isabel Vargas Lara
isabel.vargaslara@gmail.com
Pescadores por excelencia y agricultores por vocación, hombres y mujeres luchan incansablemente hombro a hombro, en esta tierra donde la subsistencia depende de lo producido por la tierra y la ciénaga del Guájaro, aunque ella sea su verdugo en los tiempos de la niña (fenómeno climático). Podemos apreciar a los puercos (cerdos) caminar desprevenidos por las calles o a orillas de la ciénaga, aquí la gente se muere de vieja, pues la vida sana les garantiza una longevidad envidiable sobrepasando los 90 años y cuando alguien muere todo el pueblo sale a despedirlo.
Una tranquilidad que solo se ve alterada los lunes, con la música del pick up en la pequeña plaza, pues agualero que se respete solo bebe ron blanco y cerveza, los lunes sin tener en cuenta si es festivo o no.
Isabel Vargas Lara
isabel.vargaslara@gmail.com
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