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jueves, 11 de agosto de 2016

¿Cuál es el origen de los Programas y las Oficinas de la Mujer?



Cada 8 de marzo recordamos a un grupo de 146 mujeres calcinadas, trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las indignas condiciones de trabajo que padecían. Eso hace más de 100 años. Es un ejercicio diario, pensar en aquellas que, como mayoría y seres humanos, exigían derechos a ser tratadas con dignidad, una situación aún no superada después de un siglo en muchas dimensiones que con el paso de los años han sido evidenciadas por razones culturales, económicas, sociales, políticas y religiosas.

Pero el haber conseguido derechos laborales, de participación política, de formación académica y derecho al voto hace que las nuevas generaciones lo asuman como un 'hecho natural', y eso no está mal, pero tampoco está bien. Cuando uno se acostumbra a sus derechos, el día a día se traga el cambio que no se acaba de cumplir y terminar. El movimiento feminista y las propuestas de cambio social siguen siendo analizadas y revisadas porque han escalado instancias de ley y política que antes  no se tenían. Ahora es cuando más claras debemos estar como mujeres, asumiendo un liderazgo conciente e incluyente hacia los hombres. Entonces, ya no se habla de la representatividad de la Mujer sino del Género, que en el camino ese término, entiendo, lo que ayudó fue a mirar la inclusión del hombre en el cambio social que provocamos y enfocados a una mayor equidad. Porque no es menos cierto que la Mujer se convirtió en tan o más discriminante que el mismo sexo opuesto, tan o más grande obstáculo de carrera profesional para sus congéneres, cayendo en la 'trampa de la excepcionalidad'. Hablamos del camino recorrido durante el siglo, hasta este momento.

Hoy escuchaba en una emisora local a un Periodista conciente que su entrevistada es víctima de violencia de su pareja, y quien el día anterior había hecho público en su medio la agresión que vivía, contando que no tuvo respaldo de ninguna autoridad para su bienestar físico y había sido golpeada nuevamente y hoy teme por su vida. Antes, para ellos, esos temas eran cosa de mujeres o de pareja en la que no se podían meter. Entonces, más allá de las falencias que aún existen para atender estos casos de violencia intrafamiliar y la intervención poco clara de la autoridad para proteger la vida en estos casos, me sorprendió la actitud de la autoridad localizada y entrevistada al aire por el periodista. Sus declaraciones sobre los procesos o procedimientos ante una situación así, como oyente, me dieron la impresión que más preocupado estaba el periodista sobre la acción inmediata de la autoridad, que la misma representante de las Mujeres en el gobierno. Y es que eso es normal. Así pasa. Se ha vuelto costumbre que no nos duele, ni se recuerda el camino recorrido por muchas y sacrificado por muchas para no reaccionar con prontitud y dolor propio. Abono la mesura, pero ante casos así, la actitud debe ser más clara y contundente, porque no ha sido fácil la apertura de una oficina de la mujer, ni de programas de mujer, ni pensar en políticas a favor de la mujer en las instancias públicas! Muchas mujeres han tenido que vivir y superar la discriminación, el acoso, el ser calificadas como homosexuales para mitigar su lucha. No hay duda, ningún ser humano mejor que la mujer para entender la diversidad y la diferencia, pero el enfoque de los programas de la Mujer no tiene por qué otro o convertirse en voz de otras minorías cuyo camino empieza. Jamás hemos sido minoría, hemos limpiado un terreno para entender el respeto por las minorías y la diversidad que otras comunidades podrán aprovechar y aprender, pero no hay ninguna razón para distraerse en la vía.

Evaluación de Políticas Públicas.
La madurez del proceso de las mujeres en la sociedad, luego de algunos logros importantes en la empresa privada, en la política y en la función pública, a favor de nuestras niñas, nos tiene que llevar a fortalecer familia, como núcleo social, como el mejor laboratorio de vida y comunicación entre seres humanos, a presionar por que las mujeres y hombres en lo laboral conciban la corresponsabilidad a favor de la niñez y la sociedad que crece en el presente. A mi juicio, las veo distraídas en unas luchas que no son las propias, aquellas que pellizcan tu piel como la desigualdad, la pobreza, la violencia. Están ahora en el lugar, en la posición, representando un Mundo que antes no tenía forma de hacerse respetar. Aplaudo las acciones a favor del empoderamiento, el emprendimiento, el fortalecimiento del autoestima, el conocimiento de los derechos, pero la claridad para afrontar la agresión y proteger la vida exige acción constante, sin descanso y sin fronteras. Poco me queda por esperar que representen las nuevas miradas de la mujer que pretende mejorar su bienestar para hacer pareja o ser madre (porque también tenemos derecho a esa decisión sin sentirnos menos o discriminadas), para no cargar todo el peso del 'doble rol' (porque hay un tema de corresponsabilidad en el hogar que es válido), para romper 'el techo de cristal' sin tanto sacrificio familiar (porque la empresa privada y pública debe mejorar la arquitectura organizacional), para defenderse de la 'trampa de la excepcionalidad' (porque es real, no es cuento), para decidir y pensar que no todo está dicho en términos de liderazgo.

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