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jueves, 1 de septiembre de 2016

La búsqueda del equilibrio entre la familia y el trabajo, con propósito y prioridades

Cuando hablan del tema "familia" siento una voz interior que me dice: "escribe, Aida, escribe". No precisamente por sentirme autoridad en el tema, sino porque me siento testigo y protagonista de un momento histórico para la mujer, con la posibilidad de escribir y compartir en el entorno digital. Entre más mujeres lo hagamos, más nos veremos en los espejos de otras, calzando los zapatos de otras. Eso es positivo no sólo para que nuestras sucesoras no repitan historias sino para que hagan propuestas a favor de ellas y del bienestar de la sociedad y la familia. Eso no significa que nuestras antecesoras o nosotras lo hayamos hecho mal, simplemente que hay que hacerlo mejor. He dado mucha vuelta, pero es necesario ponernos en contexto.

El anterior post en Panel Sin Fronteras fue sobre "El Significado de llevarlos a la escuela" , que partió de una reflexión sobre el equilibrio de la vida familiar y la laboral. Este es como una segunda parte, porque cuando he osado compartir lo que pienso y concluyo sobre los riesgos de esa búsqueda de equilibrio, siempre hay alguien que me dice: "eso de 'teletrabajar' fue un sacrificio, un verdadero sacrificio el que hiciste". Es cierto, porque cuando se toma una decisión así cuando aún no se habla del tema de manera formal, lo que se veía era una mujer que no había sabido manejar presiones ni organizar su tiempo y puso en verdadero riesgo su estabilidad e independencia económica. Pero todo partía de una elección gracias a un estilo de vida y contexto en el que todo era totalmente opuesto e inverso al enfoque de prioridades. ¿qué significa poner prioridades? darle un orden a las cosas y eso te ayuda a tomar decisiones reduciendo el riesgo de fracaso o insatisfacción. Es 'darle ritmo a la cometa' como le aprendí a +Lidia Heller . Hoy día, los resultados me dicen que las adversidades han sido bien sorteadas, de acuerdo al orden de prioridades que elegí. Que si lo hice bien o mal, la respuesta solo la tiene el resultado que me llena totalmente. Esa es la búsqueda del equilibrio y siempre está presente el riesgo.

Sin embargo, no juzgo a quienes organizaron sus prioridades de forma distinta. Es decir, a aquellas mujeres que sortean con éxito el 'doble rol' y ponen todo su empeño en sacar adelante su carrera laboral liderando procesos que favorecen profesionalmente a sus sucesoras, pero conservan sus responsabilidades de hogar con las soluciones a la mano. Es que eso no es fácil, como tampoco la decisión de elegir. El orden de sus prioridades es distinto y ha sido necesario para la historia laboral de la mujer y la historia de la familia como institución. Gracias a ellas, mujeres como yo hoy día tomamos el riesgo de teletrabajar y buscamos darle equilibrio a la familia. Gracias a la posición que tienen, a su voz y presencia en escenarios de decisión, entienden que hay una fuerza laboral importante que puede rendir con herramientas TIC, siendo responsables y profesionales. También con su aporte, se empieza otro proceso de enfocar las organizaciones no sólo con perspectiva de género sino de bienestar para las familias.

La verdadera realidad es que estamos en búsqueda de un equilibrio permanente, considerado en ocasiones 'poco práctico' en relación con los ingresos del hogar, pero definitivamente necesario. Por ejemplo, en la medida que las mujeres no desplacen los quehaceres y responsabilidades de hogar en una o un asistente en casa, la pareja tendrá mayor espacio para actuar con co-responsabilidad en la crianza, la atención de actividades propias de hogar no como si fueran una "ayuda" sino porque son capaces de hacerlo y hacerlo bien. Entonces, las empresas y organizaciones entenderán que la familia es la unidad básica de mayor importancia para el bienestar de la sociedad y de sus empleados, el Gobierno atenderá políticas a favor del bienestar de todos. 

Los que me siguen hasta aquí dirán que he perdido el juicio y que esto que digo es una utopía. Bueno, también pensábamos eso del proceso de paz en Colombia luego de vivir más de medio siglo en una guerra interna, hasta hablábamos de sentirnos acostumbrados a la violencia. También se pensaba lo mismo de Barranquilla, como la ciudad de los arroyos peligrosos y ya celebramos que la historia ha cambiado con la canalización y las obras que parecían imposibles. Confío en el giro de la historia a favor de la familia, de la crianza, de la co-responsabilidad, del amor verdadero que acaba con la violencia intrafamiliar y del bienestar de todos. Mientras, seguiré escribiendo sin fronteras para que más hombres y mujeres lean cómo se ha desarrollado la historia de la mujer, de la pareja, de la familia. Que todo no está dicho y mucho tenemos por construir.

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