
Soy de la generación que nació bajo el concepto del teletrabajo, aunque hasta hace menos de una década es que somos conscientes de su existencia y los gobiernos han empezado a darle formalidad, lo cierto es que es una marca que llevamos una buena parte de los inmigrantes digitales y nos permite aprender de los nativos digitales. Entonces, a pesar que puedan llevarnos ventajas en el conocimiento tecnológico, eso no quita que podamos "agarrar el ritmo" y alcanzarles el paso. El término teletrabajo fue dado al público por primera vez por el físico estadounidense Jack Nilles en 1973, cuando en plena crisis del petróleo de los 70 se buscaba una solución para reducir el consumo de combustible producido en los traslados desde el hogar al lugar de trabajo y viceversa. La propuesta fue sencilla "llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo". Pero solo hasta pasada una década en el nuevo milenio empezamos a entender de qué se trataba esto con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías, en especial para los profesionales relacionados directamente con las ciencias de la comunicación.


Sin embargo el ser humano siempre está en modo búsqueda. El empleado es "una especie en vía de extinción" porque no ofrece motivación ni bienestar que merece su entrega. Por eso la tecnología y sus herramientas despiertan un nuevo tipo de emprendedor. Aquel que no deja de cuestionar la idea de cumplir las ocho horas "nalga", marcar tarjeta y esperar ser el mejor porque mantiene contento al jefe llegando más temprano o siendo el último que se va, es sinónimo de trabajo. Eso lo descubrí cuando desarrollé con la Red Latinoamericana de Mujeres en Gestión de Organizaciones -RedWIM- el diseño, montaje y realización del curso online "Blog y Redes" para sus socias. Ellas ya tenían experiencia con el Programa de Formación virtual con enfoque de Género -Progeo- y se habían convertido en unas abanderadas de la formación online a nivel latinoamericano en 2008.
"Knowmad" es la palabra que define a cómo asumimos el trabajo en nuestro presente y evoluciona hacia el futuro. Una persona knowmad no necesita un horario fijo o espacio físico para aportar valor, lo logra con su conocimiento y sentido de responsabilidad para desarrollar la labor asignada. Si existe un problema o situación, se crea un escenario físico o virtual ( en eso no hay barreras geográficas) y se ponen en modo CO: colaborar, co-crear, compartir y conocimiento, en especial esta última que es en la que tienen más fortaleza.
Moravec dice: “Los knowmads distinguen el concepto de empleo con el de trabajo. Los empleos son posiciones, roles u otras formas laborales. Por otro lado, el trabajo tiene un alcance más extenso y se relaciona con la creación de resultados significativos. El trabajo de uno difiere de una carrera laboral en la Sociedad Knowmad. Mientras que una carrera es algo que lleva a una persona a lo largo de su vida, el trabajo de un individuo es una colección de actividades que se respaldan con elementos que son intencionales a nivel personal. En otras palabras, los resultados del trabajo de un knowmad son de su exclusiva responsabilidad”.


Algo en el espíritu del ser humano trabajador, que lo hace por vocación y no solo por el empleo, tiene el sello de la creatividad, la innovación, el aprendizaje permanente, facilitar el trabajo colaborativo y estar siempre motivado. Si tienes todas esas características, estás frente a un knowmad.
Todo miembro de la sociedad knowmadiana logra llevar a la práctica sus ideas en diversas dimensiones. Es capaz de darle sentido a su conocimiento en función del contexto. Todo lo conecta y le da tanto sentido como significado histórico para la persona, la organización y la sociedad. Sabe que las nuevas tecnologías las tiene bajo control, mientras esté en actitud de aprendizaje permanentemente y las utiliza para resolver problemas y mejorar su movilidad. Con esto nos damos cuenta que no solo posee conocimiento, sino que sabe y puede conseguir la información que se necesita usar de forma abierta y libre.

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