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domingo, 8 de marzo de 2020

El liderazgo de la mujer y el emprendimiento

Para liderar y emprender se necesita estar dispuestas a cambiar estereotipos. Es posible que al principio te digan que eso no se puede o que has enloquecido, pero la realidad es que si te organizas, armas un plan con objetivos medibles y reales, un calendario de metas, y tienes claro a dónde quieres llegar, tarde o temprano estarás donde te propones.

No es fácil para la mujer, es la realidad, porque la sociedad nos ha impuesto roles que hemos recibido con resignación a llevarlos solas, sin ayuda de la pareja, resolvemos poniendo la carga en otra mujer que está en las mismas que nosotras. Batallando por el día a día. Por eso es tan importante que la pareja entienda que en la casa no ayuda ni colabora, sino que es tan responsable de las tareas de hogar y crianza como nosotras. Nos empoderamos un poco y pasa con ellos también, y como todo es un ciclo, terminamos enseñando con el ejemplo a los hijos una forma de vida más saludable. Pero, bueno, no todas tenemos este contexto ni las mismas experiencias y nos corresponde resolver con lo que contamos. En este orden de ideas les comparto cómo se puede construir un camino de liderazgo y emprendimiento desde lo más sencillo:
  • Identifica tus pasiones, aquello que realizas con excelencia y sabes que tienes  talento. Una forma de saberlo es cuánto te elogian los demás sobre tus resultados.
  • Analiza los ambientes donde puedes socializar con efectividad y proyección eso que es es tu pasión.
  • Haz un listado de logros a donde has llegado haciendo eso que te apasiona y qué sería necesario aprender para actualizarte.
  • Con verbos y adjetivos redacta frases que describan el servicio o el proyecto con el que te has identificado
  • Si es necesario revisa tu hoja de vida y dale un enfoque actual, mira cómo lo hacen otros u otras.


El primer paso no necesariamente está unido a la cantidad de ingresos que queremos tener, sino a esa idea o fuerza que no dejará que nos rindamos. Puedo tener un emprendimiento de venta de postres, pero si no encaja con los 5 pasos anteriores, es posible que al menor obstáculos desistas. Esa idea es tangible, pero si es un servicio que marca la diferencia y no tiene antecedentes, convencer y cautivar clientes será todavía más complejo. Como todo, hay valores que te harán marcar la diferencia entre quienes representan competencia: calidad, puntualidad y honestidad. 

Existen, además, características que desarrollamos con mucha sabiduría y efectividad, las mujeres. Si son madres de familia, cabeza de hogar o profesionales con responsabilidades de oficina en una empresa, lo más probable es que tengamos las siguientes capacidades que todo liderazgo y emprendimiento necesita:

  • Sabemos asumir riesgos sin temor a los cambios, analizando que el contexto beneficie a todos. 
  • Somos conscientes de lo que implica el esfuerzo y el sacrificio, en especial después de tener hijos.
  • Conocemos en detalle el desarrollo y estimulación de la comunicación y la oratoria.
  • Estamos comprometidas con la gestión efectiva de los recursos de una organización
  • Somos unas convencidas que la organización y planificación reduce la incertidumbre, trabajo por objetivos y tiempos de entrega.
  • Estamos entrenadas en perseverancia y  convicción. 


La calidad y la excelencia de un emprendimiento no los recibimos solo de los títulos profesionales, también los recibimos de la vida. De la misma forma nos proyectamos ante las empresas, potenciales clientes o fans de nuestro quehacer diario. El valor o remuneración corresponde a tu talento y tus competencias, son y serán mayor atractivo para hacer la diferencia.

Cuando escribo estas líneas, pienso más en lo que conmemoramos que en lo que celebramos cada 8 de marzo. No celebramos ser mujeres, conmemoramos un suceso de hace más de 100 años, cuando tras una manifestación murieron 123 trabajadoras de la fábrica de Triangle Shirtwaist en Nueva York, quienes se atrevieron a alzar su voz en una manifestación que pedía menos horas de trabajo, mejores salarios y derecho a votar. El mejor homenaje a esas mujeres que dieron su vida por un trato digno y un cambio merecido a las mujeres trabajadoras, es descubrir nuestro propio liderazgo y emprendimiento con ese mismo valor con que ellas se atrevieron a marcar la diferencia hace más de un siglo. Comenzamos por el derecho a la formación profesional, el derecho al voto y ocupar cargos públicos, pero hoy seguimos en el empoderamiento que solo nos da el emprender y el liderar desde donde estamos. 

El trabajo no sólo lo encontramos en un empleo, está en nuestra vocación bien administrada, con la oportunidad de desarrollar habilidades directivas, gestionar nuestro tiempo, dinamizar nuestras redes de contacto, poner a funcionar nuestra inteligencia emocional y social, descubrir el valor de la cogestión y la negociación.

(Texto de la autoría de Aida Hernández Rúa, publicado en la revista Kayrós, Arquidiócesis de Barranquilla)

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