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jueves, 10 de diciembre de 2020

Buenas prácticas de equidad de género en las organizaciones en 2020

El escenario mundial en el año 2020 no ha sido el más prometedor para ningún sector y tampoco ningún país. Sin embargo, en aras de permanecer en la reflexión que conlleva a mejorar la perspectiva humana, existen casos que se levantaron como ejemplo y modelo. Primero, el liderazgo de mujeres en la presidencia de países con mejor manejo de la pandemia y segundo, las prácticas que a nivel de Latinoamérica y el Caribe se pueden identificar como avance para la equidad en las organizaciones.


Un estudio publicado por las Naciones Unidas, en este año menos del 50% de las mujeres en edad de trabajar están en el mercado laboral, una cifra que apenas ha cambiado durante los últimos 25 años. Señalan que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados todavía recae de manera desproporcionada en las mujeres se ha limitado su potencial económico y los medios de vida de las mujeres. Sin embargo, el encuentro virtual de las directivas de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres en Gestión de Organizaciones, en el marco de eventos virtuales de la Fundación Esquel, fueron presentado ejemplos de buenas prácticas de género en 4 países para el análisis y la emulación. 


El panel inició con el hecho que en Colombia “90 empresas alcanzaron la certificación del sello equidad laboral conocido Equipares en 2020. Se refiere a mejorar las condiciones de ingreso  y permanencia en el ámbito laboral, identificar las brechas de género y empezarán a cerrar. Esto contribuye a mejorar el empleo femenino en un resultado bastante malo que se tiene en el país”, expuso al inicio Adriana Alonso, directora regional de ICONTEC y coordinadora para Colombia en la construcción de la guía de la ISO2600 y la ISO 26400.


Desde la academia en México, Sara Ortiz compartió el manejo de un protocolo de atención a la violencia de género en Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente -ITESO-, que hace parte del Sistema Universitario Jesuita que integra a ocho universidades en México. “La buena práctica es que el protocolo en la universidad es un documento viviente, que se va modificando, adaptando y actualizando de acuerdo con los tiempos y las circunstancias que  toca atender”, explica Sara Ortiz,  docente e investigadora universitaria de en el ITESO en Guadalajara y coordinadora de la Unidad de Transferencia del Conocimiento del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología.


Desde la dimensión sindical y de comunicaciones, las buenas prácticas están asociadas al uso de las tecnologías para poder llegar a varones y mujeres. En Argentina, “sobre todo, la capacitación para sindicatos en relación con la Ley Micaela, que obliga a todos los servidores públicos a recibir capacitaciones en temas de género y violencia contra las mujeres” es un ejemplo para resaltar y compartir dijo Solange Grandjean, coordinadora de Comunicaciones en UTEDYC. 


Equipares en Colombia se hace efectiva desde el Ministerio del Trabajo y la Consejería para la Mujer de la Presidencia de la República. Tiene identificadas 7 dimensiones, desde la estrategia de la misma organización: selección de personas, desarrollo profesional para la conciliación de vida personal y familiar, salario, calidad de vida y salud, acoso laboral y comunicaciones. Con ello se determinan indicadores y acciones para empezar a cerrar brechas de género. “Entre las buenas prácticas, basadas en esas dimensiones, se evidenciaron en procesos de auditoría, la inclusión de una mujer en los procesos de selección, así como garantizar el mismo  acceso de hombres y mujeres a las mismas vacantes en el trabajo. No hay vacantes exclusivas”, dice Adriana Alonso.


Otra buena práctica en estas organizaciones con sello de equidad en Colombia es el fomento de la participación de las mujeres en cargos directivos. Siempre la terna considera mínimo una mujer, de forma obligatoria”, de esa forma se promueve el desarrollo de la carrera laboral de las mujeres también en cargos directivos y en juntas directivas. En relación con la licencia de maternidad, en estas organizaciones que reconocen dentro de su estrategia la perspectiva de género y la aplican, los 4 meses obligatorios en Colombia se ha ampliado a un año para las mujeres y finalmente redunda en aprendizaje de corresponsabilidad para los hombres. Así mismo se refleja en algunas organizaciones el acceso a todos los puestos, sin distingo de género.


Desde el ámbito de las mujeres profesionales del derecho, Alicia Arias reflexiona diciendo que “al principio de la pandemia, las mujeres, identificaron como buenas prácticas aquello que resultara en favor del bienestar de las familias. Cuando se iniciaron los períodos de cuarentena basados en espacios saludables y determinantes de salud como la nueva forma de trabajar, se pasó a considerar cómo lidiar el estrés en el mismo espacio de la casa”. Sin embargo también hay que reconocer que desde hace un buen tiempo  “veníamos impulsando que los estudios jurídicos tomaran en cuenta que la flexibilidad no es contraria a la productividad. El trabajo remoto, online, se puede combinar con la familia. Era muy difícil probar que era posible. Ahora con la pandemia se ha convertido en una buena práctica. La mayoría de las abogadas, explica, cómo este tiempo ha ayudado a demostrar que es posible trabajar desde casa o en remoto y no se afecta la productividad. No es solo el número de horas de trabajo sino la forma y los resultados que se producen”.


Estar fuera del lugar habitual de trabajo y la información con la pandemia se tuvieron que abrir porque se empezaron a usar más los canales digitales y dieron espacio a llegar de forma equitativa tanto a hombres como mujeres en el ámbito sindical. “Permitió que el uso de videoconferencias se identificara como la mejor herramienta de capacitaciones, en términos de campañas contra la violencia intrafamiliar. En este sentido, no sólo lo presencial  tiene relevancia, ahora también son válidos los canales digitales”, explica Solange Grandjean. En Argentina, las autoridades de los organismos públicos y las organizaciones sindicales correspondientes debían cumplir con las capacitaciones relacionadas con la Ley Micaela en el año en que en entraba en vigencia, una ley cuyo nombre obedece a la joven Micaela García, de 21 años, que fue asesinada en Gualeguay por un hombre que tenía antecedentes penales por violación. Las plataformas de videoconferencias fueron la mejor forma de sacar adelante este compromiso. “Se dieron como buenas prácticas la generación de aplicaciones como Cuidarte, que son de apoyo para que las mujeres puedan moverse o pedir ayuda con menos temor en el tema de violencia. Son buenas prácticas que llegaron para quedarse y ayudaron a acortar brechas”.


El equipo directivo de Red WIM estuvo en este panel representando cuatro países distintos y cuatro ámbitos de acción diferentes: el empresarial, el académico, el legal y el sindical y comunicacional: Adriana Alonso, directora regional de ICONTEC y coordinadora para Colombia en la construcción de la guía de la ISO2600 y la ISO 26400; Alicia Arias, directora Técnica de Counterpart International en Ecuador y mediadora certificada; Sara Ortiz, docente e investigadora universitaria de en el ITESO en Guadalajara y coordinadora de la Unidad de Transferencia del Conocimiento del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología, Solange Grandjean, coordinadora de Comunicaciones en UTEDYC, especialista en comunicación, género y diversidad. 


Encuentros virtuales 2020 con EsquelClic y la Fundación Esquel.


La alianza entre la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres en Gestión de Organizaciones y la Fundación Esquel, durante el 2020, permitió la realización de varios encuentros virtuales para  enfocar la perspectiva de género desde distintas área del conocimiento, en aras de promover el desarrollo humano y el mejoramiento de la calidad de vida en la sociedad, en especial durante este año de tanto desafío y reto para la humanidad con la pandemia por coronavirus..


Entre los temas abordados estuvieron  Mujeres en la gestión de medios online, dimensiones de género en la conflictividad, gestión del medio ambiente, sesgos de género masculino en las organizaciones, salud mental y prevención del suicidio, innovación y competitividad, entre otros.


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